Culeybo, en esta serie de óleos se aferra a crear un mundo donde la belleza, la extrañeza y la individualidad coinciden. Trabaja de manera figurativa figurativa, y encuentra la necesidad de combinar tonos grotescos y elegantes en estos retratos. Un significado no es su prioridad, pero la inclusión de sujetos reconosidos por la cultura pop y tonos de incomodidad, coexistiendo y provocando una “preocupación” por la serie en conjunto.
“Por cursi que suene, prefiero crear un espejo antes que un mapa. Me interesa crear imágenes que resistan explicaciones fáciles y dejen espacio para la experiencia personal. Creo que las emociones más honestas habitan en la duda y la contradicción. Cada obra es una invitación a deambular, imaginar y estar bien con no tener todas las respuestas. En mi mundo, no hay una forma correcta de ver, sentir o entender — solo la libertad de participar.”
En lugar de ofrecer respuestas claras al espectador, Culeybo le invita a crear su propio significado. Su obra difumina la línea entre ver y participar, permitiendo que la belleza, la rareza y la conexión personal coexistan.